Páginas

viernes, 2 de agosto de 2013

El hombre que pisaba el desarrollo

Hoy tocaba la primera acción con Corporación Río Guadalajara. La cosa empezó con pereza porque uno acumula ya toda la semana y el viernes ya no es persona. Bien prontito nos acercamos hasta la oficina donde nos esperaban para cargar unos retoños de nogal (sobre 200 unidades) y más material como abonos, grapas para alambre y fertilizante. Mención especial al señor que es capaz de meter 170 retoños de nogal y como 60 kilos de abono en un maleterito de jeep.

En el carro chico, 170 arboles, pero en el grande, 30.
El objetivo de la salida era repartir materiales para un programa de aislamiento y recuperación silvo-pastoreo, y supervisar la actividad que lleva a cabo un emblema de la vereda, Don Alberto Giraldo, del que hablaremos más tarde.

Este programa tiene dos puntos de atención que en varias ocasiones van dados de la mano. Por un lado esta el aislamiento, que propone aislar mediante alambrada las zonas de las fincas que estén cercanas a los nacimientos para protegerlos de la deforestación y la contaminación por parte del ganado.

La otra parte habla de la recuperación del silvo-pastoreo que antiguamente se llevaba a cabo. Actualmente los pastizales (o potreras, como dicen aquí) son prados con apenas vegetación, habiendo únicamente especies herbáceas. La intención es ir introduciendo arbolitos autóctonos que permitan una mejor conservación del suelo. La experiencia ha demostrado que con estas practicas se pueden incluso recuperar nacimientos de agua desaparecidos por la deforestación.

Ya hemos llegado a la finca
Después de un buen rato de jeep, llegamos a la finca de Alberto donde se encontraba este con su hermano retirando malezas y nos empezó a enseñar que había hecho hasta entonces. Lo cierto es que desde el segundo uno este hombre muestra un conocimiento increíble tanto sobre su finca, como sobre cada una de las cosas que en ella habitan. El hombre se ha currado unos cercos en los que ha conseguido que agarre un nogalito en cada uno, porque según él es la única especie que no ataca la hormiga arriera (de esta tenemos que hablar otro día). Así que, siguiendo unas indicaciones de los ingenieros ha plagado la finca destinada a la recuperación del suelo con estos arbolitos.

Revisando los nogales
Desde el primer día este viaje ha estado plagado de coincidencias y anécdotas divertidas. Este día no ha sido distinto. Ya de regreso a la casa para almorzar salió el tema de la presencia hermano de Alberto de nuevo en Colombia. El caso es que el hombre llevaba 14 años trabajando fuera y había regresado. La pregunta surgió y la respuesta sorprendió. 

- ¿Y donde ha estado su hermano, Alberto?

- En España, allá por el norte. Bilbao creo que se llama la ciudad.


La cara de Alberto se llena de ilusión cuando le digo de donde provengo y en un momento de felicidad me propone sorprender a su hermano.

-¿Usted sabe eso del euskera? Saludéle como hacen allá.

Así que de vuelta a la finca donde nos esperaba Luis Alfredo (así se llama su hermano) le respondo a su tímido saludo con un kaixo, zer moduz? al cual responde alegremente con un egun on y da fe de haber vivido en Bilbao y Ondarroa con un euskera coloquial que ya les gustaría a unos cuantos por ahí.

Deliciosa vista desde la finca
Con la batallita aun fresca nos ponemos a almorzar en casa de Alberto, donde uno descubre al autentico sabio. Alberto fue, de joven, un alumno del IMCA. Lleva años siendo líder en su comunidad y deja su sello inconfundible de humildad e inteligencia en cada una de las acciones que lleva a cabo. La expresión que da titulo a la entrada no es mía, sino suya. 

En un intento por reciclar los neumáticos que va gastando, Alberto ha creado una escalera para bajar por una pendiente bastante fuerte enterrando viejas gomas en la tierra. El presume de haber sabido dar otra vida a esas gomas  y admite que es su particular forma de pisar ese desarrollo que tanto esta dañando al campesino tradicional.

Ya revisado el tema de recuperación ahora tocaba ir a ver el aislamiento. Antes habla de que la experiencia les ha dado la razón y he aquí la muestra.
El arroyo recuperado
Resulta que años atrás este curso de agua estaba seco y gracias al aislamiento y la reforestación de la zona el agua ha vuelto a fluir y con una buena corriente para el clima cálido que reina en el valle estos días.

A lo largo de la visita, Alberto fue dándonos datos sobre todos y cada uno de los usos de las plantas. Una de las más sorprendentes fue el bore. Por lo visto esta palma es como Bárcenas. Cuanto más se le investiga, más propiedades se le descubren (no funciona tan bien como con el áloe vera). Esta planta, rica en proteínas, en un alimento genial para ganado, aves e incluso carpas. Incluso es riquísima para el consumo humano en forma de pastel. Y abunda de forma natural una barbaridad.

En la foto podéis ver como dejan las carpas la hoja. Dejan justo justo los nervios y gracias. Y solo deben necesitar como una tarde para dejarla así.

El después y el antes
Es difícil recortar más la experiencia de aquel día. Fueron muchas horas y muchas cosas apuntadas, pero no todas tienen cabida en el texto. La conclusión es clara. Alberto, su familia y su finca son ejemplo de una gestión sostenible, consciente, humilde e inteligente del campo y sus recursos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario