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jueves, 18 de julio de 2013

Valle del Cauca: Montaña y feria

Para no perder el ritmo el jueves también fuimos de visita, antes de que empiece la feria. Salimos bien temprano porque a las 12:30 cerraría el trafico de la carretera por la cabalgata (luego hablamos de eso, jajaja). La idea era subir a la montaña para entrevistar a varias personas y que yo conociese la zona de paso. 

Jaime es el responsable de las entrevistas y su objetivo era hablar con personas de distintas juntas de acueducto para revisar el estado del acueducto. Esas juntas han recibido dinero para realizar mejorías en la infraestructura, así como distintas capacitaciones y ahora es tiempo de ver que se ha hecho.

La primera parada fue en la Cascada, una vereda con unas piscinas-balneario donde charlaríamos con Dineisi, una campesina y vendedora ambulante. Lo primero es el trabajo y el buen comer, así que le compramos moras, habichuelas y frijoles. 

La primera impresión es que los usuarios de un acueducto tienen un conocimiento increíble sobre que se hace en su territorio y de donde viene su agua. Seguro que muchos de los que leéis esto no saben ni de donde se coge el agua de consumo de todo el Gran Bilbao. La experiencia es autenticamente real, porque se ha intentado no hablar con el presidente o alguien de la junta como tal, sino que se busca usuario comun que podría no estar tan al corriente de la subvencion.

Seguimos subiendo y ¡vaya caminitos! El destino, la cancha de la Cascada. Pero decir que era el mismo barrio es como decir que Miribilla y la cumbre del Ganekogorta estan en el mismo barrio chiquitin. Me encanta subir a la montaña por los contrastes. De hecho mientras subiamos eramos bastante conscientes de que nos iba a comer la nube.

Otra más del valle desde la montaña


Y la niebla nos comía sí o sí
Subiendo a la cancha tuve mi primera experiencia con el "cerquita" que tanto abunda es estas tierras. Paramos a preguntar por la cancha por si faltaba mucho o nos la habíamos pasado. Respuesta: " Si señor, esta acá cerquita. Apenas 20 metros allá adelante". Os lo imagináis ¿no? La cancha en cuestión estaba como a un kilómetro y 200 metros más de altura. Ahí al lado, vamos. Que no se diga que no somos de Bilbao.

Llegamos  y dejamos el coche en medio de la cancha (literalmente) y nos fuimos a la busqueda de Adrian. 


Una cancha de altura, como la de La Paz
Adrián es un campesino de los que vana todos lados con el machete. El tipo en cuestión es un manitas. Primero paso la entrevista de rigor y luego nos enseño una cámara de quiebra (una cámara que disminuye la presión con al que baja el agua por los acueductos) construida por el mismo. Nos contó que había buscado a un profesional en el pueblo pero que nadie quería subir. Así que tomó los planos de la cámara y la construyó el mismo. 
Comité de sabios revisando la cámara de quiebra
Y para terminar la mañana una ultima visita. Nos movimos hasta la vereda de Cocuyos donde visitamos a otro usuario del acueducto. Atentos a la sorpresa cuando entras a una vereda en la montaña y lees un cartel que pone "Internet llega a todos lados. Conectado a Vive Digital". Pensar que allí podía llegar una conexión de Internet era de locos (luego comprobaría que es más de ignorantes). Así que sorpresón cuando encontramos al personaje en cuestión y resultó que el tema de la conexión era asunto suyo. Y es que estaba montando un ciber. ¡En medio de la nada! Tras el shock inicial uno descubre el increíble servicio que puede ocasionar en la comunidad.

Mientras Jaime entrevistaba al hombre, Jorge y yo pudimos charlar con Edgar (en la foto de abajo con gorra), un joven responsable de la bibliomula (es lo que parece, una biblioteca portada por una mula de casa en casa). Nos estuvo contando las experiencias que tienen en la vereda para promover la lectura entre los campesinos.
Cocuyos y su ciber 
Ya terminado el trabajo tocó bajar a toda prisa a Buga con paradita en un lugar increíble: Puente Piedra. Os dejo un vídeo con fotos y vídeos tomados allí para que veáis la fuerza de este lugar en todo su esplendor.



Nada más tomar la carretera nacional, el ambiente de feria era evidente. Ni recuerdo cuantos camiones con caballos adelantamos en los apenas 20 kilómetros entre Ginebra y Buga. La historia es la siguiente. Para iniciar la feria de Buga se celebra una cabalgata que atraviesa el pueblo. Así que viene gente de todo el país a participar. Una vez uno esta allí se da cuenta que el participar se puede cambiar perfectamente por un fardar.
Sombreros, caballos y gente
Durante varios minutos la cosa se volvía muy agobiante. Muchos caballos, algunos de ellos llevados con mas temeridad que otra cosa (por no hablar de los que eran manejados con alguna petaca de más). Pero el ambiente de fiesta era evidente: música a tope, mucho vendedor ambulante, familias enteras apalancadas en primera fila y hasta un colgado con una cámara en un helicóptero control remoto.

Ya con un pelín de estrés en el cuerpo, nos fuimos a tomar una cervecita con su tostada de plátano. Y ya en casita, un jugo de las moras que compré por la mañana y a la rica tortilla de patata. Y pronto a la cama que al día siguiente tocaba diplomado bien prontito.


Preparando la cena

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